Debate Académico

El debate académico es el modelo de debate mas extendido en el mundo hispano hablante.  También constituye el modelo mas típico para el debate universitario. La pregunta del debate se conoce con varias semanas de antelación y es necesaria una profunda documentación del tema a tratar. Los principios del debate son el rigor, un amplio dominio del tema y la veracidad de todas las pruebas expuestas.

En este modelo se enfrentan dos equipos, cada uno formado por un mínimo de tres personas y un máximo de cinco. Independientemente del número de componentes se deben interpretar cuatro roles a lo largo del debate: introductor, primer refutador, segundo refutador y conclusor. Las posiciones a favor y en contra son sorteadas justo antes de comenzar el debate. Los equipos desconocen que posición van a defender hasta ese momento, por lo que deben llevar preparadas ambas. La estructura del debate es la siguiente, aunque admite variaciones pequeñas:

En el primer turno salen ambos introductores, comienza el a favor y después el en contra. La tarea de ambos introductores es sentar las bases del debate. Ambos definen el objeto de debate a través de citas y definiciones de autoridad, exponen sus lineas argumentales y presentan las primeras evidencias de su equipo. Los introductores tienen memorizados sus discursos y deben ser claros, expositivos y ganarse a los jueces. El introductor del en contra tiene prohibido hacer referencias directas al discurso introductorio del equipo contrario.

En el segundo turno salen los primeros refutadores, primero el del a favor y después el del en contra. Sus discursos son totalmente improvisados ya que desconocen los argumentos del equipo contrario hasta su introducción. La tarea de los primeros refutadores es señalar los puntos débiles y las incoherencias de la posición del equipo contrario. Se centran en dos ejes: los razonamientos y las evidencias. Aunque la función principal de los primeros refutadores es destruir el discurso del equipo contrario también deben mostrar nuevas evidencias y nuevos argumentos, para demostrar el dominio sobre el tema de su equipo, ampliando y reforzando su posición.

Primeros y segundos refutadores pueden dar la palabra al equipo contrario para que les hagan preguntas sobre su posición. Las preguntas tienen el objetivo de hacerle perder el hilo y desorientarle, así como señalar posibles incoherencias o falsedades en lo expuesto. Aunque son los refutadores los que deciden cuantas preguntas aceptan lo habitual es permitir dos. No dar la palabra al equipo contrario para preguntar se considera una falta grave.

En el tercer turno salen los segundos refutadores. Su discurso es también improvisado. De nuevo comienza el a favor y termina el en contra. Fundamentalmente la función de los segundos refutadores es similar a la de los primeros: destruir el discurso contrario. Sin embargo, este es el último turno en el que se pueden presentar evidencias, argumentos y razonamientos nuevos. Esto les obliga a manejar hábilmente la destrucción del discurso contrario y la construcción del propio, intercalando ambos aspectos sin que parezca forzado. Centrarse en un aspecto no les puede hacer descuidar el otro. Es en este punto cuando se pone de manifiesto la ventaja natural de la posición en contra: son los últimos en refutar, ya que los conclusores lo tienen prohibido, y por lo tanto pueden atacar el discurso del equipo a favor sin que este tenga opción a réplica.

En el cuarto y último turno tienen lugar las conclusiones. Pero en este caso el orden se invierte, el conclusor que comienza es el en contra y cierra el debate el a favor. Su discurso es tanto improvisado como parcialmente preparado. La tarea de los conclusores es hacer un repaso de todo lo acontecido en el debate. Una suerte de recapitulación breve e interesada. El objetivo es presentar todo lo sucedido de tal forma que se de la sensación de que su equipo han dominado el debate, han demostrado los mejores razonamientos y evidencias y han sabido desmontar fácilmente el discurso del equipo contrario. Tienen prohibido presentar evidencias, razonamientos y argumentos nuevos así como refutar lo dicho en turnos anteriores. Al final del discurso de cada conclusor este tiene que dejar calada la idea de que su equipo ha ganado. Es ahora cuando se demuestra la ventaja del equipo a favor, al ser los últimos en concluir pueden re interpretar el debate a su favor.

Al finalizar el debate ambos equipos se saludan y abandonan el lugar del debate. Los jueces se quedan a valorar lo sucedido. Las deliberaciones de los jueces son secretas a menos que ellos libremente quieran contarlas y sus decisiones son inapelables. Tras deliberar se hace pasar a los dos equipos y se les hace un feedback tanto de la actuación individual de cada miembro como del equipo en su conjunto. Los jueces no pueden decir en ese momento quien ha ganado y quien ha perdido el debate. Los equipos deberán ir a la sala de puntuaciones para ello, además de fijarse en la puntuación numérica que les han asignado en el debate y que se suma a su puntuación global en el torneo.